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Combustibles que reducen la huella de carbono

Los transportes terrestres, marítimos y, sobre todo, aéreos son una de las principales fuentes de emisión de carbono a la atmósfera. Cuando reflexionamos acerca de cómo reducir la huella de carbono de los viajes y traslados, la primera idea que surge, y más lógica, es la de la utilización de combustibles que no emitan gases de efecto invernadero, o que supongan una importante reducción, frente a los combustibles tradicionales. 

Combustibles sostenibles

Los combustibles sostenibles pueden obtenerse a partir de diferentes materias primas. Los de primera generación, como el bioetanol y el biodiesel son combustibles que se obtienen a través de procesos mecánicos, termoquímicos y biológicos mediante la transformación de biomasa: materia de origen orgánico, residuos de la industria agroalimentaria, residuos agrícolas, o residuos forestales. 

El biogas y el biometano son combustibles sostenibles generados a partir de residuos que no se destinan a la alimentación, de las industrias agroalimentarias y forestales, o aceites de cocina usados, entre otros, y favorecen la reutilización de recursos reduciendo, además,  los residuos de los vertederos. 

Combustibles de huella cero

Pero ¿y si, además, pudiéramos aprovechar el CO2 existente para convertirlo en combustible? Esa es la premisa en la que se basa la tecnología CCUS: captura, uso y almacenamiento de carbono (Carbon Capture, Usage and Storage). La CCUS es una tecnología que permite capturar el CO2 ya existente o el producido en actividades industriales, y reutilizarlo en la elaboración de un nuevo combustible. 

Los combustibles de huella cero resultan en emisiones nulas de gases de efecto invernadero. Son producidos con agua y CO2 como únicas materias primas, y pueden utilizarse en cualquier vehículo actual como automóviles, camiones o aviones entre otros, desde ya, sin necesidad de hacer ningún cambio. 

En la fabricación de estos combustibles DAC (direct air capture) el carbono se extrae del dióxido de carbono capturado del existente en la atmósfera, o del CO2 de los gases de combustión de centrales termoeléctricas, de los gases de escape de refinerías​ o del ácido carbónico del agua de mar, entre otros.

El otro elemento necesario es el hidrógeno. Este se obtiene mediante un proceso de electrólisis en el que se separan las partículas de oxígeno e hidrógeno del agua. El oxígeno residual de este proceso, naturalmente, se libera en la atmósfera. 

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